Actualmente, estamos viviendo un revival country (hola, COWBOY CARTER), pero en los 2010, la interposición de música indie, alternativa, psicodélica y punk en la cultura popular masiva siguió creciendo. En general, la música era algo grande e importante, y Glastonbury estaba donde estaba. En los 2000, las estrellas de los festivales, Kate Moss, Alexa Chung y Sienna Miller, eran fotografiadas en el campo con shorts vaqueros, chalecos, pañuelos ajustados y sandalias de gladiador. Cuando cedieron el testigo a la generación de los 2010, las chicas de Coachella, como Kate Bosworth, Vanessa Hudgens y Alessandra Ambrosio, uno de los Ángeles de Victoria’s Secret, incorporaron al uniforme flecos, tops de ganchillo, collares de plumas y botas de ante y afianzaron las raíces boho en la cultura de festivales.
Con nuestros feeds llenos de titulares que insinúan la desaparición de los clubs y de los festivales de música, no queda más remedio que preguntarnos si nuestra proclama del revival boho es un intento inconsciente de revivir los días de gloria de la noche y la cultura de festivales. Si así fuera, daríamos la bienvenida con mucho gusto al cambio de los chándales por maxifaldas sueltas y brazaletes que harían las delicias de Mary-Kate Olsen, con la esperanza de que los dioses de los festivales reconozcan el frente unido para dar marcha atrás a este movimiento.