¿Un bolso o tu mejor amigo? Metalizados, dorados, brillantes, con cadena, con formas inusuales… (se entiende el concepto, ¿no?). Podemos decir que los bolsos icónicos son una de esas piezas que nunca dejan de fascinarnos, y un ejemplo de cómo funciona la industria de la moda actualmente: al incorporar procesos más avanzados de fabricación a un diseño en principio funcional, este evoluciona hasta convertirse en símbolo de lujo y sofisticación.
La búsqueda «fun bags» (bolsos divertidos) en Google Trends lleva siendo popular a nivel mundial desde 2004, mientras que en Tagwalk, hay 6099 looks con la etiqueta «statement bags». Para comprobarlo, basta con abrir los libros de historia: tenemos el bolso de malla metálica de Paco Rabanne de 1969 ―uno de los protagonistas en nuestra story sobre el bolso de fiesta perfecto―; el Saddle de Dior de 1999, con su silueta única, o alguno de los muchos bolsos que lucen vistosos estampados de monogramas distintivos. Si te apetece invertir en un accesorio realmente especial, el lujo sobrio puede esperar; lo que buscas es algo memorable.